Nos toca entender un poco de biología. Todo el secreto de la vida se da en la célula y su entorno. Podríamos decir incluso, que la vida depende directamente de las partes que conforman internamente la misma, sus orgánulos.
Muchas recomendaciones médicas, muchas indicaciones sobre alimentación, fallan básicamente por no tener en cuenta la biología celular y su bioquímica intrínseca. Dicho de otro modo, el funcionamiento del “Metabolismo Humano”.
Es imposible tener salud si no conocemos, mínimamente, nuestro funcionamiento interno.

Necesitamos hablar un poco de historia para llegar al meollo del asunto. En 2016 se le ha concedido el Premio Nobel de Medicina al japonés Yoshinori Ohsumi por sus descubrimientos relacionados con la autofagia celular. Este acontecimiento es de gran importancia para todos nosotros. El acceso a esta información, puede cambiarnos la vida por completo. Presta atención por favor, lo que sigue requiere que estés presente en cuerpo y alma para entenderse.
Básicamente, la autofagia es un proceso metabólico por el que la célula destruye estructuras y moléculas internas que ya no son útiles para mantener el equilibrio celular (homeostasis). Como si fuese el servicio de limpieza y mantenimiento de nuestro cuerpo. Esta tarea tiene como protagonista a los “LISOSOMAS”, quédate con este nombre.

Estamos obligados a nombrar también a quien daría, en la década del 70´, el puntapié inicial de toda esta interesantísima (por lo menos para mí) cuestión Christian de Duve (Nobel de Medicina en 1974), descubrió los lisosomas. Orgánulo celular que está lleno de enzimas hidrolíticas (más de cuarenta tipos distintos), que la célula utiliza para la digestión de macromoléculas (proteínas, lípidos, azúcares), ayudan también en la desintegración de células muertas. Tienen un papel relevante en la defensa frente a las bacterias y reciclan los desechos de la célula (todo esto no se sabía en ese momento). Por otra parte, se sabe que la deficiencia de enzimas lisosómicas provoca varias enfermedades hereditarias. (De hecho, de Duve fue el primero en establecer la base molecular de la glucogenosis de Pompe, una de estas enfermedades).

Este científico belga fue también el primero en utilizar el término autofagia para denominar a los procesos que tienen lugar en los lisosomas.
No fue hasta los años 90 cuando se conoció la función de la autofagia y su importancia, gracias, precisamente, a los trabajos de Yoshinori Ohsumi, quien logró identificar los genes y los mecanismos que regulan el proceso en levaduras y comprobó que eran similares en las células humanas. Hasta este momento se pensaba que los lisosomas eran poco más que lugares de desechos. Gracias al científico japonés se ha sabido que en realidad se parecen más a una planta de reciclaje de proteínas dañadas o antiguas para que puedan reutilizarse.
¿Qué sucede durante la autofagia?
Durante la autofagia, los lisosomas también se comen componentes dañados o tóxicos presentes en las células, como proteínas «viejas» y otros orgánulos. Los «reciclan» o transforman en elementos como los aminoácidos, que son la materia prima para producir nuevas proteínas. Actúa como un mecanismo de control de calidad que es fundamental para contrarrestar las consecuencias negativas del envejecimiento. Todo este maravilloso proceso metabólico sucede gracias una de nuestras “Rutas Metabólicas”, denominada AMPk, os recomiendo ver nuestro artículo al respecto.
Ohsumi definió además cómo determinadas señales de estrés actúan como inductoras de la autofagia. Cuando los nutrientes escasean (AYUNO PROFUNDO), las células tienen un sistema para descomponer la maquinaria celular vieja o innecesaria y recoger las partes de esa maquinaria para seguir funcionando.
Cuando la autofagia falla, las moléculas tóxicas aumentan y se pueden producir enfermedades como el mal de Parkinson, el Alzheimer, la diabetes tipo 2 y el cáncer.
El proceso:
Existe una serie de genes que codifican para unas cuantas proteínas que se adhieren a cualquier membrana “anormal”. Entre estas membranas anómalas podemos citar como ejemplo la de una mitocondria deteriorada. Tras este marcaje proteico la mitocondria es rodeada por otra membrana, formando el auto-fago-soma, y transportada a un lisosoma, situado en la membrana celular. El lisosoma se fusiona con la membrana que contiene la mitocondria y es entonces cuando las enzimas hidrolíticas del lisosoma llevan a cabo su misión, digiriendo el orgánulo dañado o defectuoso. Parte de las moléculas resultantes de la digestión son absorbidas por la célula y así reaprovechadas, mientras que el resto se desecha por medio de la exocitosis (se expulsan fuera de la célula).

Según Guido Kroemer, uno de los mayores especialistas actuales en autofagia, la mayoría de las grandes patologías están ligadas a una insuficiencia o a una disfunción del proceso autofágicos. Así, la autofagia se ha relacionado con diversas enfermedades degenerativas. Entre las más conocidas podemos citar la enfermedad de Parkinson o el Alzheimer. También está asociada con la diabetes tipo 2.

Además, se han observado alteraciones en el proceso de la autofagia en diversos tipos tumorales (ovario, mama, próstata…). Existen algunos trabajos de investigación en animales en los que se logra mejorar la respuesta anticancerígena por medio de estimuladores de la autofagia.
La autofagia es un proceso de reciclaje de partes de la célula. Como se describe en esta revisión, ocurre naturalmente para preservar las células de la acumulación de toxinas, moléculas y orgánulos dañados, y para permitir procesos de desarrollo y diferenciación de tejidos. En el transcurso de la autofagia, el procesamiento de los sustratos a reciclar genera ATP, proporcionando así una fuente alternativa de energía en situaciones de estrés. En este sentido, en condiciones hostiles como la hipoxia o la falta de nutrientes, el proceso de autofagia se puede exacerbar dando lugar a la muerte celular (apoptosis).
La alteración de este proceso, puede implicar el desarrollo de diversas patologías, entre ellas daño hepático, cáncer y enfermedades neurodegenerativas.
En resumen:
Este mecanismo ancestral (autofagia celular), elimina los componentes mal funcionantes o prescindibles, en particular en condiciones de escasez de macronutrientes. Es por este motivo que el “ayuno real” (Ayuno que consta sólo de agua, vitamina C, un poco de té verde y meditación) activa el programa de limpieza celular y reciclaje biológico.

La autofagia tiene un rol crucial en la homeostasis o equilibrio funcional celular. El correcto funcionamiento celular, es el que puede garantizarnos una vida larga y sana, libre de enfermedades autoinmunes, cáncer, diabetes, neurodegenerativas, etc. Os comparto un estudio científico interesante para aquellos que quieran profundizar en la cuestión. Autofagia. Una estrategia para la supervivencia celular
Sólo es cuestión de organizarse.
Activar verdaderamente la autofagia regenerativa, requiere por lo menos 48 horas de total restricción calórica. De esta manera se agotarán las reservas de glucógeno a nivel hepático y muscular. Agotar el glucógeno muscular no es sinónimo de degradar/perder masa muscular. Los cuerpos cetónicos que se generan durante el proceso de ayuno, acompañado por el ejercicio mínimo efectivo, protegen nuestro músculo hasta un cierto punto. Por supuesto que habría que definir ¿Cómo ayunar?, ¿Cómo realizar el ejercicio mínimo efectivo? Y muchas otras cuestiones qué, en los sucesivos artículos podrás encontrar en nuestro blog.
Toda esta información está extraída de estudios y publicaciones científicas. La mayoría de ella son pruebas de laboratorio que “deberían” ser replicables. Esto significa qué, si son verdaderas, estas investigaciones deberían funcionar en nosotros mismos. Para este fin, es decir, para poder regenerar nuestro organismo a través del programa biológico de autofagia, deberíamos organizar una alimentación “real” y un “cronograma de ayuno anual”.
El objetivo de esta práctica, que tiene implicancia médica y espiritual, es retroceder nuestro reloj biológico, rejuvenecer.
Espero te haya agradado este artículo. Si has encontrado errores en la información, estaremos eternamente agradecidos de que nos lo hagas saber. La crítica es la única forma de creer y superarse. Gracias.