El Grupo EWG (Environmental Working Group) advierte que la mayoría de los cosméticos y productos de cuidado personal que se venden en los EEUU no son controlados por los organismos gubernamentales para que cumplan con todas las normativas de sanidad. Todos los años, el EGW actualiza una base de datos en la que se analizan 7500 marcas de jabones, champús, esmaltes para uñas, tintes de cabello y maquillajes. El resultado es que la mayoría de las marcas contienen ingredientes en sus etiquetas que pueden dañar el organismo y que no han sido controlados por la FDA.
Según la Agencia para la Protección de la Salud del Reino Unido cada mes aparecen más de 600 nuevas sustancias químicas que se añaden a la lista de las más de 80.000 ya existentes. Sin embargo, sólo se ha constatado los efectos que provocan menos del 10% de estos compuestos. Es decir, hay ‘controladas’, por así decirlo, alrededor de 8.000 sustancias.
La rutina cotidiana de higiene personal contiene una serie de productoscomo champú, maquillaje, jabón, crema, desodorante, perfume, etc., que contienen ingredientes tóxicos que producen desde migraña hasta cáncer.

Nuestro cuerpo absorbe a través de la piel todo tipo de químicos (tóxicos o no). La mayoría de sustancias que contienen los productos de higiene personal pueden provocar, como mínimo, alergias, eczema, dermatitis, acné, urticaria, pruritos y en general contribuyen al deterioro prematuro de la piel.
Las leyes no se respetan
La normativa española dice claramente que los productos definidos en la misma como ‘cosméticos’ no pueden contener sustancias clasificadas como carcinógenos, mutágenos o tóxicos pero un simple vistazo a las etiquetas –incluso de marcas internacionalmente conocidas y de prestigio– demuestra que las leyes no se respetan. Son cada vez más los expertos que entienden que muchos cosméticos, por legales que sean, actúan como auténticos venenos.
Gracias al poder que las grandes firmas cosméticas ejercen sobre los organismos reguladores, algunos productos que utilizamos con mucha frecuencia contienen ingredientes tóxicos que están permitidos por considerarse “dosis seguras”. Pero, curiosamente, no hay ningún estudio que nos garantice que la suma de todas esas dosis “seguras” de productos tóxicos a las que nos exponemos cada día, no causan ningún trastorno en el organismo humano
En cambio, sí son muchos los estudios y las voces de profesionales que denuncian el impacto en nuestra salud de esas sustancias o ingredientes tóxicos o peligrosos con los que nos invade la cosmética industrial en el consumo diario.
Se han detectado en la mayoría de cosméticos y productos de aseo personal que pueden encontrarse en el mercado tóxicos como zincronio, titanio, benzalconio, antimonio de bismuto, bario, estroncio, estaño, cromo, solventes como el benceno y PCBs, etc. Por poner algunos ejemplos, el tinte del cabello para el hombre está lleno de plomo. El lápiz labial contiene bario, aluminio, titanio y plomo (metal cancerígeno). Algunas marcas de lápices labiales con plomo son: Clinique, Shiseido, Avon, Dior, L’Oreal y Estée Lauder. Este metal contribuye al cáncer de labios. El delineador de ojos y sombras contiene cromo. En la pasta dental puede encontrarse, por lo menos, benceno, estaño, estroncio y flúor. La laca para el cabello contiene altas cantidades de alcohol isopropílico y PCBs. El champú, aún las variedades ecológicas, contiene alcohol isopropílico. Los pañales desechables contienen mercurio y talio que se absorben a través de la piel. Y la lista sigue.
Vamos a revisar en este artículo algunos de esos ingredientes tóxicos sobre los que existen estudios fiables publicados por prestigiosas universidades que demuestran lo peligrosos que son por su impacto negativo en la salud.
Parabenos
Los parabenos son compuestos químicos con propiedades bactericidas y fungicidas que se utilizan para alargar la vida del producto e impedir que sea atacado por bacterias y microorganismos. Numerosos productos que las personas utilizamos cada día contienen hasta 3 o 4 tipos de parabenos diferentes. Solo tienes que leer las etiquetas de los productos que tienes a tu alrededor para encontrar estos ingredientes tóxicos y peligrosos para la salud colonizando tu hogar.
Los parabenos están catalogados por las autoridades sanitarias europeas como sustancias de baja toxicidad, sin embargo, la alarma sonó cuando un estudio realizado en Inglaterra en 2004 con mujeres afectadas de cáncer de mama, reveló la presencia de restos de parabenos en el 90% de las biopsias, resultantes de cremas, desodorantes y lociones aplicadas en la piel. Este estudio desató algunas controversias, ya que es difícil señalar como causante directo de un cáncer a un solo ingrediente tóxico. Sin embargo, el Doctor Phillip Harvey, editor del Journal of Applied Toxicology, aseguraba que estos compuestos están relacionados con el aumento de la incidencia del cáncer de mama y, desde luego, sus efectos en la salud por su aplicación continuada y a largo plazo se desconocen. Estas sustancias pueden imitar el comportamiento de los estrógenos y favorecer el crecimiento de tumores asociados a los niveles de éstos como es el caso del cáncer de mama.
Con estos nombres encontrarás en las etiquetas algunos de los parabenos más utilizados:
- METHYLPARABEN o E-218
- ETHYLPARABEN o E-214
- PROPYLPARABEN o E-216
- BUTYLPARABEN o E-209
Parafina
La parafina es un conjunto de hidrocarburos derivados del petróleo que resulta extraordinariamente económico y que se utiliza para crear una capa impermeable en la piel que da un aspecto de suavidad y tersura.

Ponerse parafina en la piel es como colocar un plástico. Al ser tan oclusiva, impide la respiración de la piel y tapona los poros impidiendo la expulsión de agentes contaminantes fuera de nuestro organismo, de manera que, cuanto más la usamos para hidratar la piel, más deshidratada se encuentra y más producto necesitamos. Además, nuestro organismo no puede metabolizarla.
Casi todas las cremas están hechas con parafina. La popular vaselina es parafina pura y también lo son las velas. Un estudio realizado por la Universidad de California presentado en la American Chemical Society asegura que los gases que se producen cuando encendemos velas de parafina (que son la mayoría de las que solemos encontrar en los establecimientos) producen cáncer. Teniendo en cuenta todos estos datos, no cabe duda de que la parafina es un ingrediente tóxico peligroso y parece sorprendente encontrar todavía numerosos productos y tratamientos de belleza “a base de parafina”. Aprende a elaborar velas naturales y a hacer cremas naturales con cera de abejas.
Con estos nombres podemos detectar la parafina y otros aceites minerales en las etiquetas:
- Parafina
- Paraffinum
- Paraffinum liquidum
- Petrolatum
- Petroleum
- Glicol Propileno
- Vaselina
- Aceite Mineral
Ftalatos
Los Ftalatos, que son un grupo de compuestos químicos que se utilizan como disolventes y suavizantes. El parlamento europeo prohibió su uso en juguetes para niños susceptibles de ser introducidos en la boca, lo que nos da una buena pista sobre su salubridad. El uso frecuente y regular de productos que contengan ftalatos es peligroso para la salud. Estos compuestos químicos (también llamados venenos medioambientales) son ingredientes muy tóxicos y son numerosos los estudios científicos de universidades de todo el mundo que los relacionan con el cáncer, disfunción del sistema hormonal y daños en el ADN de reproducción masculina, así como malformaciones en el feto.
Algunas nomenclaturas con las que puedes encontrarlos en las etiquetas de la cosmética industrial son:
- Dietilexiloftalato o DEHP
- Butilbenziftalato o BBP
- Dibutilftalato o DBP
- Butildecilftalato o BDP
- Diunddecilftalato o DUP
- entre otros.
Formaldehido
El Formaldehido es utilizado como conservante, entre otras cosas, es un compuesto orgánico volátil presente en centenares de productos de limpieza del hogar, muebles, barnices y, por supuesto, en la cosmética industrial (geles, champús, dentífricos, maquillaje, esmaltes de uñas o desodorantes).
Hasta 2004 estaba etiquetado simplemente como “sospechoso”, pero en este año la OMS lo declaro oficialmente “cancerígeno”. La ley dice que no se pueden utilizar ingredientes declarados carcinógenos en los productos cosméticos. Lo terrible es que mientras no se produzca esa declaración oficial, mientras un producto tóxico peligroso para la salud simplemente sea declarado “sospechoso”, la cosmética industrial sigue utilizándolo a pesar de esa sospecha de peligro para la salud y asumiendo los efectos perjudiciales que pueda tener.
Actualmente, el Formaldehido ha sido oficialmente calificado como un ingrediente tóxico peligroso y está prohibido en cosmética, pero es un conservante tan económico, que lo que hacen las firmas es utilizar otras sustancias que lo liberan, por ejemplo, el Quaternium 15, entre muchas otras.
El Quaternium 15 es una sal de amonio cuaternario que produce reacciones alérgicas y dermatitis. Es una de las sustancias que Johnson & Johnson prometió retirar de sus productos infantiles por liberar Formaldehido.
Aprende a elaborar pasta de dientes natural y descubre cómo hacer tus propios productos de limpieza. Ahorrarás dinero y notarás la diferencia en cuanto empieces a utilizarlos.
Algunos liberadores de Formaldehido son:
- Aldioxa
- Alcloxa
- Bronopol
- Bronosol
- Diazolidinyl Urea
- Imidazolidinyl Urea
- Polyoxymethylene Urea
- Imidazolidinyl-Urea
- 2-Bromo-2-Nitropropane-1
- 3-Diol, 5-Bromo-5-Nitro1
- 3-Dioxane
- Methenamine
- Sodium Hydroxymethylglycinate
- DMDM Hydantoin
- Quaternium-15
- Onyxide 500
- Dimethyl Oxazolidine
- y sustancias que con el prefijo MDM, DMDM, DMHF o DEMD
PEG
El Polietilenglicol (PEG) es una mezcla de compuestos químicos que se utiliza como emulsionante.
Según diferentes organismos y revistas de divulgación científica, el problema con estos compuestos químicos no es tanto su efecto nocivo directo (que todavía no ha sido probado, pero está bajo sospecha), como el poder de penetración que tienen en la piel. Es decir, su grado de peligrosidad depende sobre todo del resto de ingredientes que compongan el producto, ya que, al tener un gran poder de penetración, junto con los PEG, también entran otras sustancias tóxicas. Uno de los PEG más empleados es el Sodium Laureth Sulfate (SLS) que según el Colegio Americano de Toxicología se acumula en el corazón, el hígado, los riñones y el cerebro. Casi con toda seguridad, aparece en segundo lugar (es decir, es el segundo componente más abundante) en la lista de ingredientes de tu champú convencional.
¿Cómo reconocerlos en las etiquetas?
- PEG + un número
- Sufijo TH (como Steareth o Laureth)
Mercurio
El mercurio es un metal pesado de elevada toxicidad (se lo considera neurotóxico) a pesar de esto a la industria cosmética se la permite utilizarlo como conservante en productos de maquillaje y desmaquillaje de los ojos siempre que su concentración máxima sea del 0,007%. En etiquetas se conocen como Tiosalicilato de Etilmercurio.
Butil Hidroxitolueno (BHT)
Cabe mencionar el Butilhidroxitolueno o BHT(también puede aparecer como E-321). Se trata de un antioxidante sintético que a pesar de no ser un agente mutágeno es capaz de modificar la acción de ciertas sustancias que pueden provocar cáncer. Se ha constatado en ratas que a altas dosis afecta a la reproducción y al número y desarrollo de las crías.
Talco
Forma parte de numerosos productos cosméticos como maquillajes y polvos para bebés.También se emplea para lubricar preservativos, lo que provoca fibrosis en las trompas de Falopio y, como resultado, infertilidad. El talco es una sustancia químicamente muy similar al amianto, elemento conocido por provocar cáncer. A principios de los años 30 ya se relacionó el talco con peritontitis y adhesiones fibrosas. En 1997 un estudio publicado en el American Juournal de Epidemiología reveló que usarlo en la zona genital regularmente aumenta el riesgo de padecer cáncer de ovarios aumente hasta un 60%. Además se sabe que, al tapar los poros de la piel e impedir que ésta realice sus funciones naturales, predispone al acné, alergias, dermatitis, irritación o sarpullido y envejecimiento prematuro.
1-4 Dioxano
Es un agente cancerígeno presente en por lo menos el 50% de los cosméticos que contienen tensioactivos. Irritador cutáneo (los síntomas incluyen enrojecimiento, picazón y dolor). En la piel puede provocar alergias, dermatitis, caída del pelo, irritaciones y enrojecimiento. Es un irritador de
los ojos y membranas mucosas, depresor del sistema nervioso central, nefrotóxico (causa daños en los riñones) y hepatotóxico. Puede ser absorbido a través de la piel con posibles efectos sistémicos como cefaleas, mareos, narcosis daño pulmonar y trastornos sanguíneos.
Dietanolamina (DEA)
Se trata de una base detergente y espesante que figura en la etiqueta de más de 900 productos cosméticos y para el hogar. Respirar DEA puede causar dolor de cabeza, irritación de las vías respiratorias, dolor de garganta estornudos, tos y respiración con silbido. En la piel exposiciones muy bajas puede causar irritación, enrojecimiento, sarpullido, urticaria, reacciones alérgicas, piel intolerante y envejecimiento prematuro. En contacto con los ojos causa irritaciones graves, enrojecimiento, sequedad, quemazón y daño en las córneas. Su exposición crónica durante años puede producir esterilidad, alteraciones sanguíneas, daño fetal y hasta cáncer de hígado.
Estos son solo algunos de los muchos ingredientes tóxicos peligrosos presentes en la cosmética industrial, sobre los que se tiene conocimiento de su impacto negativo en la salud.
Tras lo expuesto nuestro consejo es: opte por productos naturales. Y sepa que para que un cosmético pueda considerarse “natural” ha de estar compuesto en más del 90% por materias primas naturales de origen no animal y carecer de sustancias irritantes, tóxicas o peligrosas. Tienen además la ventaja de que las sustancias que se usan en su fabricación proceden mayormente de plantas por lo que en muchos casos fortalecen y mejoran también las funciones dérmicas.
También invitamos a elaborar de forma sencilla los productos de higiene personal. En el apartado de cosmética de autor, iremos proponiendo diferentes recetas para que puedas utilizarlas.
Cómo entender la etiqueta
A veces puede resultar complicado entender qué estamos poniendo sobre nuestra piel, cabello o dientes. Sobre todo porque, más allá de necesitar unas mínimas nociones de química, hemos de desentrañar las ingeniosas denominaciones bajo las cuales algunos fabricantes ocultan las sustancias más “sospechosas”. De ahí que a principios de la década de 1980 la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense estableciera las reglas según las cuales han de figurar los ingredientes en las etiquetas de los cosméticos. Esa regla se llama INCI –siglas en inglés de International Nomenclature of Cosmetic Ingredience(Nomenclatura Internacional de Ingredientes en la Cosmética)- y establece que los nombres de las sustancias aparecerán en su forma latina y enumerados según su cantidad en orden descendente. Es decir, que la sustancia más cuantiosa se nombra en primer lugar y la menos cuantiosa en el último. Esta declaración de ingredientes debe ser completa y exhaustiva de tal forma que en ella estén incluidos todos, desde los emulgentes a los conservantes. Se pretendía con ello que el consumidor tuviera así una mínima orientación ya que cuantas más sustancias naturales están enumeradas en los primeros lugares más natural será el producto.
Saber comprar cosmética
*Para valorar la calidad de un producto cosmético es necesario leer la etiqueta y asegurarse de que se ha empleado la nomenclatura INCI. Es lo único que le dará información fiable.
*Hecho esto sepa que un buen producto cosmético no necesita más de 30 ingredientes y, por tanto, se recomienda evitar aquellos que tengan una lista interminable, incluso compuesta a veces por más de 50 sustancias como ocurre con algunas cremas hidratantes. Sólo si en los primeros lugares del listado aparecen sustancias naturales podremos disculpar la presencia de sustancias químicas. Algunas de éstas (básicamente gelificantes o emulgentes) son necesarias para poder mezclar sustancias naturales que no podrían fundirse sin ayuda artificial.
*Descarte también los productos que prometan las propiedades de “esencias” como la manzana, el melón, la sandía, la fresa, la pera, etc. Estas frutas no contienen aceites y, por tanto, no es posible extraer de ellas aceites esenciales naturales. El aroma de dichos productos no será natural.
*Use el sentido común. Desconfíe de los productos que digan contener algo así como “extractos naturales reconstituidos” pues se trata de simples copias del olor o de las propiedades de una planta.
Bibliografía
-Mis Recetas Anticáncer, Alimentación y vida anticáncer, Dra. Odile Fernández Martínez, ed. Urano, 2ª edición. 2013.
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